lunes, 28 de diciembre de 2009

REFLEXIONES DE NAVIDAD


Anquilosada, en el estado de lo pétreo, ensimismada. Así es la cara real de mi Navidad.
Extrovertida, hospitalaria, maestra de lo culinario. Así es la cara externa de mi Navidad.
Esa vertiente exterior no es más que un mágico velo, tullido e inexistente.
Lo que vivo ahora es un traslado a lo pasado y no vivido, al entramado de un Misterio mayor ininteligible por inalcanzable. Es el Niño, es la Familia, es la dimensión divina de lo terrenal. Y así quiero que sea.
Olvidemos los empachos, lo material, adentrémonos en la esencia todos los que fe tengan.
Hay una eclosión de risas y de tristezas, borrémosla. Volvamos a lo pétreo que nos acerque a las Alturas.