lunes, 9 de junio de 2008

Y CUMPLÍ CUATRO AÑOS...


Dicen que nací con los ojos bien abiertos, mirando cuanto había a mi alrededor. Supongo que de alguna manera era consciente del cambio de estado que se había producido en mí.
Ya desde muy niña me pusieron la "coronita" de despabilada, inquieta, curiosa, terca, fantasiosa, respondona, mandona...y solitaria. Hasta qué punto todos estos calificativos pudieran ser acertados , no lo sé, pues lo que sí puedo contar es que mi memoria guarda muchos acontecimientos, pensamientos y sentimientos desde una infancia demasiado temprana.
Hoy me he acordado de una historia muy especial para mí , y es el antes y el después de mi cuarto cumpleaños. Y es que yo quería crecer muy deprisa y desde que guardo consciencia era para mí un fuerte deseo el ser mayor. No quería que me llevaran de la mano , era yo la que quería llevar de la mano a los demás niños, más pequeños.
Pues érase que se era que en mi cabeza se estableció la idea de que el día en el que cumpliera cuatro año, iba a ser mayor. Al estilo " Bella durmiente ".
¡ Anhelaba, esperaba ese día con tanta ilusión !.
Por fin llegó la noche anterior a mi cumpleaños. Recuerdo que me acosté pensando que al despertar, habría crecido, al menos, dos cabezas más . Mis sueños se verían realizados. Estaba más nerviosa que en las maravillosas noches de Reyes Magos.
Cuando desperté, me puse de pie encima de la cama y ¡ Dios mío ! me pareció que era del mismo tamaño que el día anterior. No puede ser, no puede ser...
Tomé mi uniforme del colegio, ésto me daría la medida real de las cosas.
Me fuí poniendo cada prenda, primero la faldita, y me estaba perfecta ; después la camisa , mi talla...
Era yo , ¡que desilusión !.
Para un niño, que vive en una especie de realismo mágico, fue una dura relación con la realidad.