Macht doch den Fensterladen auf, damit mehr Licht hereinkomme !
- " ¡ Abre las ventanas, para que entre más luz ! "
J.W.von Goethe, antes de morir, el 22 de marzo del año del Señor de 1832.
Anquilosada, en el estado de lo pétreo, ensimismada. Así es la cara real de mi Navidad.
Extrovertida, hospitalaria, maestra de lo culinario. Así es la cara externa de mi Navidad.
Esa vertiente exterior no es más que un mágico velo, tullido e inexistente.
Lo que vivo ahora es un traslado a lo pasado y no vivido, al entramado de un Misterio mayor ininteligible por inalcanzable. Es el Niño, es la Familia, es la dimensión divina de lo terrenal. Y así quiero que sea.
Olvidemos los empachos, lo material, adentrémonos en la esencia todos los que fe tengan.
Hay una eclosión de risas y de tristezas, borrémosla. Volvamos a lo pétreo que nos acerque a las Alturas.
Declarado culpable de culpabilidad con el agravante de la ignorancia. Tu pena es la soledad. - ¿ No recuerda a Bergman ?.- , naturalmente.
Te deslizarás boca abajo en el laberinto de la masa, la muchedumbre girará sobre ti cual espiral serpenteando tus vísceras y callarás ante el reproche de los otros. Con tu mente quisieras apartar al prójimo, pero el individuo te atosigará hasta la linde, y sin embargo..., sin embargo en cada poro sufrirás la amarga soledad.
Hablas por hablar, escuchas por compromiso, oyes y volteas con gestos, sonries atribulado y...lloras en soledad de tanta incomunicación.
Escasos los momentos en los que persona alguna no te acompañe, añoras el silencio, mientras tu penar es la mudez hiriente.
Te queda el eco helado de lo oído que como escalpelo henderá tu alma un poco más, cada instante, cada instante.
Un simple comentario en un blog y una no tan ingenua conversación acerca de la posibilidad de felicidad, han traído a mi memoria un poema.
Ese poema, que transcribo en inglés original, resuena en mí tambaleante, una y otra vez, con versos crueles, realistas y sin embargo empujándo a vivir.
El sueño, hermano de la Muerte, nos envuelve cada noche y traslada a ese otra estadía del inconsciente. Recorremos lugares inciertos, vivimos paralelamente y como en la realidad, nos lanza al fuego maldito o al elíseo más deseado.
Se manifiestan los fantasmas, unos reales y otros con disfraz, y nos encadenamos con éllos según el sueño ordene.
Los amores, en lo onírico, cuando placer nos ofrecen, son los más hermosos. El beso, el más bello, tiempo suspenso, lento, muy lento es el beso más deseado y sorprendente. Te instala en el abismo del gozo, del anhelo. ¡ Qué beso tan recreado!
Las sombras disipan el sueño de la realidad; en el ensueño los contactos entre cuerpos tienen rasgos de arte, materias en suspenso, polvos de estrellas. Al recordarlos se es consciente de que la realidad no pudiera ser tan apacible, tan serena, tan magnífica...
Así, sin fuerzas acontecen los días y sus noches. Pensamientos y sentimientos dormidos, a ratos inerte. Dubitativa y aturdida , a impulsos inquiero refugios, pero los puentes arden y no hallo el enclave. No existe. A gatas me arrastro hacia el abismo interior, es la única entrada, sin salida.
Fuera todo es dolor o quimera, el autoengaño, y la decepción como consecuencia.
Ahí estamos, girando continuamente en un carrusel.
El tiovivo de nuestra existencia es nuestro " locus vivendi " ignorado , y al que nos incorporamos al nacer, donde destino y libertad nos sentencian, donde poder y querer es un juego aleatorio y sembrado.
Damos vueltas contadas, sin parar ; y llamamos años a cada vuelta completa, iniciando el cómputo en un momento determinado de la rotación. Los humanos lo festejamos, y seguimos el viraje. Sin embargo, en cada punto del carrusel puede establecerse el principio y el final de la vuelta. ¿ Qué sentido esencial tiene un 31 de diciembre, si todos los días rotamos sobre una estrella y cada día constituye un giro en sí mismo y un continuar de menos ?
Aspiramos a la felicidad, esa falacia. Y en un minuto las circunstancias se alteran radicalmente, en un segundo, y en este intervalo decidimos, si cabe decisión, tomando caminos y cruzando puentes desconocidos.
Libertad y destino; querer y poder. Un ser que aspira a jugar a ser Dios y sólo somos lo que no captamos.