viernes, 9 de enero de 2009

EL AÑO NUEVO DE CADA DÍA



Ahí estamos, girando continuamente en un carrusel.

El tiovivo de nuestra existencia es nuestro " locus vivendi " ignorado , y al que nos incorporamos al nacer, donde destino y libertad nos sentencian, donde poder y querer es un juego aleatorio y sembrado.

Damos vueltas contadas, sin parar ; y llamamos años a cada vuelta completa, iniciando el cómputo en un momento determinado de la rotación. Los humanos lo festejamos, y seguimos el viraje. Sin embargo, en cada punto del carrusel puede establecerse el principio y el final de la vuelta. ¿ Qué sentido esencial tiene un 31 de diciembre, si todos los días rotamos sobre una estrella y cada día constituye un giro en sí mismo y un continuar de menos ?



Aspiramos a la felicidad, esa falacia. Y en un minuto las circunstancias se alteran radicalmente, en un segundo, y en este intervalo decidimos, si cabe decisión, tomando caminos y cruzando puentes desconocidos.



Libertad y destino; querer y poder. Un ser que aspira a jugar a ser Dios y sólo somos lo que no captamos.